Cuando
Andrés era pequeño tenía miedo a la oscuridad y a los monstruos. Si, a esos
monstruos que se pueden encontrar debajo de la cama, al hombre del saco, al
coco…
A los grandes, pequeños, peludos y feos monstruos. Andrés les tenía miedo, mucho. La primera noche que pasó en su cuarto nuevo, lo pasó muy mal. Veía sombras, y en las sombras veía monstruos. A partir de esa noche, cada vez que se iba a dormir, llamaba a su madre para que mirara debajo de la cama. Después, se abrazaba a su peluche y pensaba en cosas bonitas. Según su madre, pensar en cosas bonitas haría que soñará cosas preciosas y los monstruos no le podrían despertar. Pero, como todo el mundo, Andrés también tenia esas noches en las que te despiertas cada dos horas y, armado de valor, cogía la linterna que guardaba debajo de la almohada y se asomaba para mirar debajo de la cama.
A los grandes, pequeños, peludos y feos monstruos. Andrés les tenía miedo, mucho. La primera noche que pasó en su cuarto nuevo, lo pasó muy mal. Veía sombras, y en las sombras veía monstruos. A partir de esa noche, cada vez que se iba a dormir, llamaba a su madre para que mirara debajo de la cama. Después, se abrazaba a su peluche y pensaba en cosas bonitas. Según su madre, pensar en cosas bonitas haría que soñará cosas preciosas y los monstruos no le podrían despertar. Pero, como todo el mundo, Andrés también tenia esas noches en las que te despiertas cada dos horas y, armado de valor, cogía la linterna que guardaba debajo de la almohada y se asomaba para mirar debajo de la cama.
-
Monstruos, no me dais miedo. Ya soy mayor, ya tengo 7 años y puedo con
vosotros.
Pero los monstruos, nunca aparecían. No cuando Andrés era valiente, claro.
Los monstruos siempre salían esos días en los que los padres de Andrés discutían, o en los que la Maestra había castigado a Andrés por pelearse en clase.
Pero los monstruos, nunca aparecían. No cuando Andrés era valiente, claro.
Los monstruos siempre salían esos días en los que los padres de Andrés discutían, o en los que la Maestra había castigado a Andrés por pelearse en clase.
Con
el paso del tiempo Andrés se hacia mayor, pero seguía teniendo miedo. Él sabía
que los monstruos estaban allí, escondidos en su cuarto. Y bien escondidos,
porque últimamente no los veía. En ninguna ocasión.
En
ese momento, el mundo que rodeaba a Andrés no era del todo feliz, y a él le era
imposible no soñar pesadillas. Las noticias se basaban siempre en asesinatos,
violaciones y muertes. La mayoría cerca de su casa, y una a sus seres queridos.
A su hermana mayor, Gloria, una tarde de invierno cuando volvía a casa la atracaron
y violaron unos chicos del barrio. Andrés no era del todo consciente de lo que
había ocurrido, por que solo tenía 11 años, pero sabía perfectamente que a su
hermana le hicieron mucho daño y eso, los monstruos se lo hacían sentir.
Ahora,
Andrés es mayor. Tiene 17 años y en todo este tiempo se ha dado cuenta de que
los verdaderos monstruos, no se esconden debajo de la cama…
los verdaderos monstruos, no se esconden debajo de la cama.
ResponderEliminarÉpico Sarita :)